Educando sin gritos Parte III

Me encantaría decir que los gritos desaparecieron en mi casa, pero la realidad es otra. Me siento como una atleta que se ha esforzado mucho: no va en la mitad del camino, está cansada, está en subida, con el viento en contra y en medio de una tormenta. Por momentos pienso en desistir, pero aparece alguien haciéndome barra y continúo.
Los últimos meses en mi vida no han sido fáciles. Malas noches, mi hija enferma, algunos temas familiares complicados que me han generado desgaste emocional, físico, traducido en estrés, impaciencia y tristeza. Todo esto afectado mi proceso de educar sin gritos.
Debido a lo anterior, decidí buscar una ayuda profesional, porque no estaba logrando lidiar con tantas emociones/situaciones al mismo tiempo. Confieso que no fue fácil tomar la decisión. Sin embargo, tenerla ha sido una gran bendición para mí. Me ha ayudado a mejorar mi salud emocional, trabajando en mi inteligencia emocional. He logrado entenderme y logré desempolvar algunas heridas y traumas del pasado, que no se quedaron allí, sino que estaban afectando mi presente.

Este tema no es nuevo en mi vida, ya había trabajado algunas cosas, pero no tan profunda e intensamente como ahora. En mi caso fue sorprendente darme cuenta que mi niña interior estaba muy herida. Pasé por algunos procesos de sanidad interior; sin embargo, hay cosas que están tan profundas en nuestro ser que no son tan fáciles de detectar. Pero en la medida que queramos sanar y avanzar, esas cosas van saliendo. No voy a decir que es un proceso fácil. Es doloroso y fuerte. Hay que estar dispuesto a pararse frente a frente con el pasado, con el dolor, la rabia, la impotencia, la frustración, con recuerdos, etc. Pero desde mi experiencia, vale mucho la pena invertir tiempo y ganas en este tema.
Muchas veces nos sentimos frustrados porque la pa/maternidad no es lo que esperábamos. Sentimos que es una carga muy pesada difícil de llevar. Creo que aunque la ma/paternidad no es un cuento de hadas lo que la hace mas difícil es el cargamento tan pesado que tenemos dentro: heridas, miedos, frustraciones, odios, traumas, inseguridades, etc. .
Todos como padres, estamos tratando de hacer nuestro mejor papel, pero hay alguna serie de patrones, heridas, traumas, carencias que nos impiden dar a nuestros hijos lo que ellos necesitan. Es por esto que es necesario ir al origen de esa herida y atenderla. No se trata solo de escoger cuál es el mejor método de crianza o de enfocarnos en «que hay de mal en mi hijo». Es también aprender a mirarnos a nosotros y darnos cuenta que nos pasa a nosotros con lo que hacen nuestros hijos. Esto nos lleva a ese camino de autoconocimiento, sanidad y autoaceptación.
Obsérvate por un momento y piensa: ¿Cómo esta tu niñ@ interior?, ¿que tan compasivo eres contigo mismo? ¿Que tal hacer las pases con el pasado y darle un abrazo a es@ niñ@ que tanto lo necesita?. Dios nos ayuda en todo lo que emprendamos, pero Él no puede hacer la parte que nos corresponde a nosotros. Hoy mi invitación es a que dejes de quejarte por lo difícil que son las cosas o lo duro que te ha tocado, y desde la/el adult@ que eres te hagas cargo de es@ niñ@ y le des lo que necesita.
Vas a ver que en la medida que tu te hagas cargo de tus propias necesidades, va ser más fácil suplir y dar a tus hijos lo que ellos necesitan desde un lugar más sano, sin tanta impaciencia, explosión y agresividad.
Les dejo un par de links donde pueden leer y entender más sobre inteligencia y salud emocional:
Como mejorar la inteligencia emocional
Como ser fuerte mental y emocionalmente
20/Septiembre/2016
0 comentarios