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Las palabras que salen de nuestra boca

Publicado por admin en

Desde que me case he vivido en 6 lugares diferentes. Hace 2 meses estoy viviendo en Sao Paulo. Cada mudanza trae cambios y novedades. Esta última no ha sido la excepción. Con una niña de 2 años y una bebe de 8 meses los cambios los he sentido mayores. No solo tengo que lidiar con lo que representa cada cambio, sino cómo eso afecta a mis hijas y a la familia en general.  

En el primer mes, la alimentación y el sueño de mi hija mayor se alteraron. Ella comenzó a llorar mucho sin motivo aparente y volvieron los celos con la hermana recién llegada. La bebe que ya dormía entre 8-9 horas continuas en la noche, ahora se despierta varias veces y – a veces – con dificultad para volver a dormir. Si ella duerme mal, toda la familia duerme mal. En especial yo.

Terminé en una “linda ecuación”: cansancio + tensión por ver a mis hijas alteradas + muchas novedades en mi vida = mamá mal humorada, impaciente, agotada y quejumbrosa. 

Mi hija mayor demoró mucho para dormir bien. Yo, acostumbrada a dormir bastante, parecía un zombi la mayor parte del tiempo. Traté todas las técnicas recomendadas para que los bebes duerman mejor: complementar el pecho con tetero, evitar que duerma después de las 5 pm, bañarla para relajar, etc. Para ser sincera, las aplique todas con mi primera hija y siento que absolutamente nada funcionó.

Ahora, con la segunda, como dicen ¨soldado advertido no muere en guerra¨. Ya sabía lo que podría estar esperándome. Aun así, el cansancio no se hizo esperar. A pesar que poco puedo hacer para cambiar esa situación, confieso que estoy siguiendo las mismas típicas recomendaciones. 

Sin embargo, sí hay algo que estoy tratando de hacer diferente: controlando mis palabras y actitudes. En los momentos de queja, cuando todo es negativo y malo, las palabras que decimos impactan nuestras propias vidas, las de nuestros hijos y nuestro entorno. 

¿Qué sale de nuestra boca cuando nuestros hijos duermen mal? ¿Cuándo nos sentimos agotadas? ¿Cuándo los hijos no comen? ¿Cuándo los hijos son inquietos, rebeldes o agresivos?. 

Es fácil perder la paciencia y descontrolarse. Es difícil tener dominio propio en esas situaciones. No dejemos más que el cansancio o el estrés nos dominen. En esos momentos que queremos abrir nuestra boca no precisamente para bendecir. Mejor cerremos nuestros ojos y pidamos ayuda a Dios.

Seamos inteligentes al hablar. Nuestras palabras tienen mucho poder. Entre más repitamos que nuestros hijos son esto o aquello, más van a ser así. En esos momentos de ira y desespero, empecemos a declarar sobre ellos lo contrario. Queremos que nuestros hijos cambien? Declaremos ya ese cambio. 

Nuestra boca debe ser fuente de bendición. No solo cuando todo esta bien, debo bendecir en el momento de tensión, en esas madrugadas que tengo que despertarme 6 veces, cuando el llanto de 2 niñas agobia, cuando estoy desesperada, cuando nada sale como quiero.

Es hora de respirar más y hablar menos. Todo va pasar y todo lo que pidamos con fe, vamos a recibir. Estas cansada?, no tienes paciencia?, estas agobiada? Recuerda: Nuestros hijos son lo que decimos de ellos!. Les dejo:

1 oración

1 declaración que les puede servir

5/Octubre/2015

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