Dejando el control

No el control del televisor sino nuestro deseo de control. Si miro en el espejo retrovisor de mi vida, siempre hubo capítulos que me resultaron más amargos porque las cosas no salieron como yo esperaba y generalmente tenía que ver con la imposibilidad de controlar algo o a alguien.
Cuando nuestros hijos nacen, recibimos algunas instrucciones en cuanto a la alimentación, sueño, baño y las necesidades básicas que deben ser suplidas. Cuando son bebes, nosotros tenemos el control ya que dependen 100% de nosotros. En la medida que van creciendo, van adquiriendo independencia y voluntad propia. Voluntad que muchas veces va en contravía con la nuestra y ahí empieza nuestro descontrol.
Dos ejemplos claros cuándo son bebes, son el sueño y la alimentación. Yo quería que esto pasara en el momento y de la forma que yo esperaba que fuera y si mi hija no dormía o comía, era un momento muy desgastante. Como este ejemplo hay muchos! son muchos los momentos en este viaje de la maternidad que es una lucha de poderes, porque siempre queremos que sea a nuestra manera.
Como padres, queremos controlar TODO y La verdad es que no podemos controlar casi NADA. Queremos controlar lo que hacen, lo que ven, lo que comen, lo que oyen, lo que dicen y hasta lo que piensan. Parecemos gerentes de la empresa Hijos S.A. dónde queremos que ellos sean grandes seres humanos, exitosos, felices, llenos de cualidades y ponemos una carga muy grande sobre nuestros hombros y los de ellos.
No estamos lidiando con una máquina sino con seres humanos. Unicos e impredecibles. Yo muchas veces pensé: que bueno seria que existiera un software para programar a mis hijas de acuerdo a mis deseos/ necesidades. desafortunadamente no es así ;).
Lo que he aprendido y sigo aprendiendo a diario es que hay cosas que no puedo controlar. Yo hago lo mejor que puedo con lo que tengo. En algunos momentos me frustro mucho, pero poco a poco he ido entendiendo que mi deseo de controlar a mis hijas es más por una necesidad para no descontrolarme yo. ¿Que pasa cuando tú hij@ no hace lo que tu quieres? ¿Quién se descontrola con esto? ¿Que te pasa a ti? ¿Te da miedo perder el control?
Perder el control como mamá, me ha servido para conocerme y ver mis necesidades y heridas. ¿Por qué necesito controlar todo? ¿Por qué me cuesta relajarme y dejarlas ser? ¿Por qué tengo una necesidad tan fuerte que las cosas sean a mi manera?. Todas esas respuestas las he ido encontrando en la medida que dejo de mirar lo que mis hijas no hacen y me miro a mí. Mirar, abrazar y atender a mi niña interior me ha permitido sanarme y de esta forma dar a mis hijas lo que necesitan desde otro lugar más saludable.
Dejemos de agotar nuestra energía tratando de controlarlo todo. Dejemos de irrespetar a nuestros hijos por querer imponer nuestros modelos de crianza que muchas veces nacen de nuestras heridas y de patrones repetitivos que no son saludables. Al soltar este control nos quitamos una presión que nos auto imponemos e imponemos a nuestros hij@s.
Analiza cada una de las cosas que quieres controlar y por las que peleas y te desgastas. ¿Vale la pena? ¿Qué pasa si sueltas el control? ¿Que pasa si te descontrolas y te conoces?. Soltemos el control. Entreguémoslo a Dios. Fluyamos con lo que hay y dejemos que las cosas sigan su curso y sean como tienen que ser y no como nosotr@s queremos que sean. Les aseguro que esto les traerá mucha paz!
17/Octubre/2015- Modificado: 22/marzo/2021
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